Amarcord

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A m'arcòrd: "yo me acuerdo"

Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952, carrocería de aluminio, diseño Pinin Farina, seis cilindros en V. Traída por Perón y después de su derrocamiento, comprada en remate por el Sr. Lo Prete. Solo 2 ejemplares existen en el mundo

Amarcord

Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952<br/> Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952
Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952<br/> Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952
Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952<br/> Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952
Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952<br/> Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952
Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952<br/> Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952
Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952<br/> Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952
Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952<br/> Diseño Pinin Farina
Lancia Aurelia PF200 Coupe 1952
Diseño Pinin Farina

Mi pasión por los autos se plasmó a muy corta edad y fue intensa, fogosa, incansable y, algunas veces, dolorosa. ¿Quién no sufrió al tener algún roce en el transito callejero, sin mencionar el miedo al granizo?

Recuerdo muy bien el entusiasmo que sentía al circular por el patio de casa montado sobre un triciclo o una bicicleta ¡Eran mis autos! Los lavaba, lustraba y, a veces, según mi sentido estético, pintaba las ruedas a semejanza de una banda blanca. ¡Y que a nadie se le ocurriera tocarlos! Este sentimiento perdura intacto aun hoy en mi.

Cuando debo iniciar un viaje, no descanso bien la noche anterior. Luego me lleno de entusiasmo si el auto funciona a la perfección y comienza entonces el placer de la conducción, la que deberá ser de "turismo veloce", por caminos de cornisa si fuera posible… o, por lo menos, caminos sinuosos con subidas y bajadas, jugando con la caja.

Una vez, corría el año 1966, teniendo yo un buen auto, elegí volver desde Mar del Plata un 28 de Febrero cuando el tránsito era densísimo y la ruta angosta, sólo para divertirme pasando caravanas de vehículos, circulando casi siempre en contramano.
Por mis arterias y venas solo circula carburante y cuando me hacen análisis y la enfermera me pregunta que octanaje uso, contesto, la verde...

Pero volviendo a mis recuerdos, les diré que mi padre fomentaba mi entusiasmo hablándome muchas veces sobre los corredores más famosos de Italia, allá por los años veinte: Nuvolari, Brilli Peri, Varzi... Aquí me hizo conocer a los pilotos llegados de Europa para correr en Palermo. Me estrecharon la diestra gente como Villoresi, Varzi, Farina, Ascari y, aunque parezca mentira, a Fangio lo conocí luego en la central de Alfa Romeo en Milán, ¡a más de 11.000 Km de distancia de mi país! ¿Qué paradoja, verdad?

En la post guerra mi padre, además de pasearme por los bosques de Palermo, enfilaba hacia las dársenas del puerto para ver los autos recién desembarcados. Los había de todas marcas y colores. En su mayoría eran sedanes provenientes de EE.UU. Comenzaba la era de las bandas blancas y, a algunos modelos se los pintaba bicolor. Impresionante. Pero, un día vi uno que casi me deja hemipléjico. El auto era un pequeño sedan de dos puertas con los laterales planos como feta de polenta, feo y pobre, muy pobre. Señores les presento el Crosmobile de colores alegres, (marrón o gris topo...). Luego de darme las sales para reanimarme, mi padre volvió a casa para discutir con mi madre, ya que aún el nene estaba pálido...

Otra de las muchas vivencias de esa época, fue ver el fervor del pueblo argentino por las carreras de autos; hubo locutores que hicieron época y sponsors más famosos que muchos Presidentes. Las radios se escuchaban por los barrios a todo volumen, en talleres mecánicos, en pequeños comercios y hasta los taxistas informaban al pasajero. Lógicamente, se fanatizaba por tal o cual piloto olvidándose del medio mecánico. Solo se hablaba de "muñeca".

Llegamos así a los años cincuenta y es aquí donde comienza el verdadero leitmotiv de esta nota.

El gobierno decide importar autos muy especiales para premiar a los mejores estudiantes del año. Los exhibe en Av. Diagonal Norte. Ávido de novedades, podrán imaginar mi fervor.
Se exponían: 2 mercedes 300 coupe negros, un Kaiser convertible carrozado por Darrin, cuya novedad era el acceso por medio de puertas corredizas y, la vedette, un Lancia Aurelia carrozado por Pinin Farina (*) en aluminio. De este modelo solo se construyeron dos unidades. Sus líneas eran revolucionarias, muy estilizadas; la parrilla asemejaba a la turbina de un jet y la luneta trasera a la del Studebaker 1947. El color plata lo favorecía. ¿Podrán imaginar mi asombro? No, no pueden. Para verlo y volverlo a ver pasaba por el lugar de exhibición todas las veces posibles, hasta que un día…, missing. Si bien parece una anécdota más, lo siguiente no lo es tanto.

Estando al frente del hotel que mi padre tenía en Mar del Plata, un apacible día de marzo, decidido yo a pavonearme por la ciudad con mi Isard 300 Sedan, veo detenerse en la puerta de entrada…… ¡el Aurelia! Ese torpedo con que había soñado tantas veces.
Quedé perplejo. Y mucho más cuando el conductor entró a la recepción y me pidió alojamiento. Me descalce rápidamente y humildemente me arrodille a sus pies, le ofrecí de todo, menos….
Así las cosas, si bien era una persona de pocas palabras, logré con el correr del tiempo que conversáramos de temas varios, entre los cuales, lógicamente, incluía el del Aurelia.
Todos los días lo estacionaba frente al hotel y mi madre ordenaba a las mucamas que me ataran al cuello las sabanas más grandes que teníamos en stock haciendo de babero.

Pasaron dos años hasta que, finalmente, en la tercer temporada sacando pecho y sedado para evitar tartamudear demasiado, me animé a pedirle, si fuera posible apoyar mis asentaderas en el asiento del acompañante del fuoriserie y pasear unos minutos.
Cuando gentilmente accedió, corrí frenéticamente a mi habitación para tomar mi cámara fotográfica y plasmar aquel momento.

Hoy esta modesta foto la comparto con ustedes, amigos, amantes de los autos que pasaron a la historia. Actualmente se luce en un país extranjero. Pido disculpas si mi pluma no es como la de Saramago, pero sucede que la que tengo es de ganso…

(*) En 1961 por decreto de Giovanni Gronchi Presidente della Repubblica Italiana, Giovanni Battista "Pinin" Farina, pasó a llamarse Battista Pininfarina.

CREDITO fotos laterales: http://www.mancode.in

Por: Dante Pilati