El GPS, el Iter Avto y el Routfinder

El GPS, el Iter Avto y el Routfinder

"No olvidar, lo que ves ya se ha visto ya…"
La Biblia, Vox Dei.

ITER AVTO
ITER AVTO
ITER AVTO instalado y listo para ser usado
ITER AVTO instalado y listo para ser usado
Plus Fours Routefinder
Plus Fours Routefinder
Plus Fours Routefinder en funcionamiento, ajustado <br/> a la muñeca del conductor
Plus Fours Routefinder en funcionamiento, ajustado
a la muñeca del conductor

Cuando viajamos a USA, lo más práctico es alquilar auto con GPS. Es ese aparatejo que toma referencias cruzadas emanadas de satélites estratosféricos dedicados a estos específicos menesteres y nos guía a través del camino que se nos antoje. Punto a punto. ¿Cambiamos el derrotero? No problem. Le damos una nueva orden y la española de voz impersonal cambia la porción de su hemisferio cerebral y nos lleva como de la mano a destino. ¿New York – Hershey? Pan comido. Ni hablar inglés necesitamos.

Hay frases que nuestro intelecto balbucea ante semejante prodigio y las detallamos más abajo. Más elaboradas no puede, pues tiene que mirar la autopista, los carteles, poner la luz de giro, salir de la mano rápida, anticipar la salida, mirar los últimos modelos de autos americanos, contar la increíble cantidad de Toyotas Camry, observar las novedades con ojos de turista y detectar donde hacer aguas, llegado el caso, sin salir de la Highway por que puede terminar en Calcuta a pesar de la españolita del aparatejo.
Las aludidas frases son, por ejemplo:
¡Que maravilla! Estos tiempos modernos… Ya no saben que inventar… ¿A quién se le habrá ocurrido?

Bueno se le ocurrió a un Cholo en 1930. Se llamó Iter Avto y constituyó el primer sistema de navegación mundial. O algo así.

Naturalmente, no usaba satélite y las españolas por allí, en 1930, se veían poco. Usaba un rollo de papel con el derrotero elegido, el que iba corriendo automáticamente tras una ventanilla, merced a un cable tipo velocímetro que operaba la maravilla de adecuarse a la velocidad que llevara el auto. Parabas, paraba. Arrancabas, arrancaba. Acelerabas, aceleraba. .

Eso sí, no se te ocurriera desviarte de la ruta por que entraba en colapso, se iba de mambo y te marcaba Escuela Pública al pasar por el local del caño donde bailaba Kitty. De todas maneras, era un muy ingenioso sistema que no ha prosperado, sospecho, por que los granjeros norteamericanos conocían todo y a todo el mundo y no necesitaban ningún rollo cuando andaban con las catraminas de la época. Además sabían perfectamente dónde encontrar a Kitty, Betty, July, etc.

Y eso no es todo. Diez años antes, 1920, en Inglaterra, un sistema similar, pero manual, que se usaba colocado en la muñeca, mostraba los detalles de la ruta elegida, enrollándose y desenrollandose a la vez, tipo papiro. Lo llamaron Plus Fours Routefinder ("Plus fours" son pantalones que llegan a cuatro [en inglés four] pulgadas por debajo de las rodillas y se visten con medias generalmente a rombos, estos pantalones fueron muy usados por deportistas, esquiadores, caminantes, durante los años 20 y 30).

No había que distraerse y dedicarse a ir pasando el rollito a medida que se avanzaba. Al noveno virulo por distracción la gente solía enviarlo al retrete. Aunque algún ejemplar, como el de la foto, se ha salvado para regocijo nuestro y para ser exhibido en la "Colección de Raros y Maravillosos Inventos" de la British Library de Londres.

Estas maravillas mecánicas fueron puestas de espalda por el Sr. Google, que te dice hasta de que color es la sábana de la Tía Hermenegilda, que cuelga en su soga, a la altura de Salliqueló.

Es más eficiente, más práctico, más todo. Pero a nosotros, si no tiene pedal, no nos gusta.

Preferimos seguir perdiéndonos orgullosamente, sin preguntarle a nadie, aunque tengamos que hacer 250 km para llegar al Cruce de Varela. Y escuchar de nuestra cónyugue el consabido: "Te lo dije…"