Ford A 1903

Ford A 1903

El primero de una interminable serie.

Ford A 1903

Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903

En Estados Unidos, el más antiguo auto en existencia producido por la misma compañía Ford que fabrica los autos actuales, es un modelo A de 1903. Este año en que se celebra en USA, el 30 de julio, el 150 Aniversario del Nacimiento de Henry Ford, este auto tendrá una participación especial. El Ford A es un auto emblemático, ya que marca el inicio de la producción y de las ventas de la Ford Motor Company. Su primer cliente fue el Dr. E. Pfenning de Chicago, quien en Julio de 1903 compró una primera unidad.

En Argentina no le vamos a la zaga, un Modelo A similar, propiedad del Museo del Automóvil Buenos Aires, de los Spadafora, será uno de los principales protagonistas durante la celebración de los 100 años de Ford en la Argentina.

Características

Primera fábrica de<br/> Ford Motor Company en el 1903
Primera fábrica de
Ford Motor Company en el 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903

Este modelo A, es el inicio de la empresa que formaron, en Junio de 1903 con un capital de U$S 28.000, un joven Henry Ford de 40 años y 11 socios más. Entre otros accionistas se encuentraban: Alexander Malcomson, comerciante de carbón, su tío John Gray un banquero, los hermanos John y Horace Dodge propietarios de un taller de maquinaria que fabricaba motores, un carpintero, dos abogados, un oficinista, el propietario de una mercería, Charles Bennett que fabricaba molinos de viento y rifles de aire comprimido y su empleado James Couzens. También quiso participar un médico, pero Henry se negó, creyendo que 13 inversores podrían traer mala suerte a su flamante empresa. Este grupo de pioneros alquiló por U$S 75.- mensuales, un local en el 696 de Mack Avenue en Detroit, lugar de nacimiento del modelo A. En el local que estaba iluminado por 6 lamparitas, diez empleados trabajaban 12 horas al día y 7 días a la semana en el montaje de los primeros autos.

En Julio de 1903 Henry Ford enfrentaba una situación desalentadora, el saldo de caja se situaba en U$S 250.- en rojo, hasta que llegó una inyección vital de U$S 1.320, en efectivo, era el pago total de un auto y el adelanto por otros dos, logrando así mantener a flote a la Ford Motor Co. El modelo A se convirtió en el salvador de la que sería una de las más grandes compañías del planeta.

A poco de haber nacido, en Noviembre de 1903, la Ford Motor Co. pagó los primeros dividendos. Ford poseía en sus comienzos el 25,5% del paquete accionario, cuatro años después llegó al 58,5 % hasta que en 1919 logró el control total de la compañía, que condujo con la colaboración de su hijo Edsel y su esposa Clara.

Entre 1898 y 1902 Henry Ford sólo había construido unas pocas unidades de su famoso Cuadriciclo, pero a partir de 1903 y hasta 1908 produce modelos, denominados con letras, desde la letra A hasta la S. Algunos no serían más que proyectos, hasta llegar al mítico modelo T. En 1928 luego de 25 años comienza nuevamente a designar sus modelos a partir de la primera letra del abecedario y nace el nuevo modelo A. Edsel Ford decía que el auto sería tan novedoso que había que volver a la letra A.

Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903

Ford A 1903
Ford A 1903

Mientras que la mayoría de los fabricantes de vehículos se dedicaban a construir automóviles para ricos, Henry pretendía crear un vehículo utilitario y al alcance de todos.

El Modelo A de 1903 fue presentado el 16 de Junio en su versión Runabout de dos asientos. Fue publicitado como "La máquina más confiable del mundo", capaz de ser manejada por un muchacho de 15 años. Su precio era de U$S 750 para el Runabout y de U$S 850 para el 4 asientos Tonneau. El modelo Tonneau de cuatro plazas tenía una puerta el la parte trasera para que los pasajeros pudieran acceder al compartimiento trasero. En 1903 se produjeron 670 unidades y en un período de 15 meses se alcanzaron las 1700.

El auto pesaba 570kg. El motor está ubicado debajo del asiento y sus dos cilindros opuestos generan una potencia de 8HP desarrollando, a 1000 rpm, unos 50 kph. Tiene dos velocidades hacia delante y una reversa, con transmisión a cadena. Usó carburador Schebler en los primeros modelos y luego Holley. Los primeros modelos tenían acelerador de mano y la energía eléctrica para la ignición provenía de dos juegos de 6 baterías tipo dry-cell. El chasis completo era suministrado por los hermanos Dodge a un costo de U$S 250.-

La unidad de esta nota, se encuentra en el Museo del Automóvil de la Ciudad de Buenos Aires y es la Nro. 338. Corrió dos veces la Recoleta - Tigre, reservada para vehículos hasta 1918.

Según Luis Spadafora: "Es sumamente emocionante conducir este automóvil. Es un poco el principio de toda esta maravillosa historia de un gigante de la Industria como lo es Henry Ford.
A veces cuando lo manejo hago un ejercicio algo escalofriante. Los invito a ustedes a realizarlo. .
Traten de ponerse en el lugar de un hombre de 40 años, en su pequeño taller de 6 bombillas eléctricas y 10 empleados, dando un giro con su cuerpo y viendo a sus espaldas, como se termina un auto de estos. .
Ahora traten de sentirse ese mismo hombre con apenas una veintena de años más e imaginen dar otro giro con su cuerpo. Esta vez, no encontrarán más el taller de las 6 bombillas, sino que verán el complejo Rouge. Una gigantesca fábrica en la que por una punta llegaba el hierro en barcos y por la otra salían automóviles al alcance de todos. .
Hagan este ejercicio y disfruten de un maravilloso escalofrío. El mismo que habrá disfrutado ese hombre: Henry Ford. .
Si el Ford A es un auto emblemático para la Ford Motor Company, no lo es menos para nuestro Museo ya que es el primer auto íntegramente restaurado en nuestro flamante Centro de Restauración y Diseño y ganador del 1° puesto en la categoría Ancestors en la exposición de autos más grande de Sudamérica: Autoclásica".

Ford A Runabout 1903. Propaganda de la época.
Ford A Runabout 1903. Propaganda de la época.

Historia de esta unidad

Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903

Cierto día, estando en mi empresa, Charito mi Secretaria, me informó: -Abajo hay un Señor de aspecto raro, quiere hablarte sobre un auto".

Al recibirlo me dijo: "Sr. Spadafora, tengo algo que quiero ofrecerle: -Tengo un Ford A para vender". Cuando llegamos a su Ford F100, debajo de una lona divisé un block raro y un volante. Parecía un bombeador de agua. .
"Disculpe amigo, pero bombeadores de agua no compro". Le informé. "Señor, es un Ford A". .
"No puede ser. Un Ford A tiene un motor de 4 cilindros…".
"Discúlpeme Ud., este es un Ford A de 1903". .
Seguimos destapando y mirando piezas. Una gran plancha de bronce Ford Motor Company se dejó ver. .
"¿Y las partes que faltan?" .
"No las quise traer, porque están todas podridas".

Si bien había faltantes, pensé, es un importante desafío. Luego de negociar un rato el precio, cerramos trato y descargamos todas las piezas, con el compromiso de recibir las partes faltantes en un próximo viaje. El vendedor había encontrado el auto en un desarmadero de máquinas agrícolas en Misiones.

Pero… ¿Cómo había llegado hasta mí este hombre?

"Yo tenía vendido esto a un Sr. Moser, con el que arreglé entregárselo en el Hotel Sheraton, donde me pagaría el saldo de precio. Al preguntar por él, me llevaron a una oficina y un policía me indagó. Claro, yo llegaba en Alpargatas, con tierra colorada en la barba de varios días, ropa de trabajo… Fue una situación extraña hasta que me enteré que este hombre había fallecido de un paro cardíaco. ¿Qué haría yo en esa circunstancia? Me dirigí a un señor que estaba en la puerta del hotel y le pregunté si sabía a quién se lo podría vender… Me indicó que en la Sociedad Rural siempre se hacían exposiciones de autos antiguos y quedaba cerca de allí. Fui, pero estaba cerrada. Nueva encrucijada, hasta que hablé con un portero que me dio su dirección. Esa es la historia".

De esta notable historia, destaco dos cosas. Primero. ¿Cómo este hombre del interior, logró asombrosamente manejarse en una ciudad enorme como Buenos Aires y encontrar dónde colocar esas partes? Y segundo, que el hombre que le dio mi dirección debe haberme conocido en alguna exposición y le debo haber resultado simpático. Seguramente lo habré invitado a ver lo que hago y por eso tenía mi dirección. Lamentablemente no lo conocí y nunca le pude agradecer el dato, ni compensarlo de alguna forma.

Por esto siempre digo que a este auto nunca lo busqué, sino que él me vino a buscar a mí.

Entre el resto de las piezas que recibí por expreso, estaba la caja de dirección y otras cosas que faltaban. Comenzamos a armarlo con la sola intención de ver si estaban todas las piezas. Colocamos el volante del motor, que lleva el número 338 en todas sus piezas, lo que seguramente, indica el número de orden de producción. Es un motor de dos cilindros opuestos con cabeza ciega. Al hacerlo girar notamos un considerable desgaste por lo que decidimos ponerlo en un banco, resignándonos a destinarlo solo para exhibición. Teníamos algunas piezas impecables, el estribo de bronce, el viejo logo de Ford, también un guardabarros que, si bien muy podrido, servía para sacar la plantilla.

Ford A 1903

Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903
Ford A Runabout 1903

Para la parte mecánica, decidí consultar a Aldo López, un mecánico muy apasionado de los autos antiguos. Después de un tiempo y con la ayuda de su hijo logró poner a punto el motor. Esto tiene un mérito muy importante. A través del teléfono me hizo escuchar el ronroneo del motor, al que en ese momento le había adaptado algunas piezas, que a posteriori se fueron reemplazando a medida que se encontraban las adecuadas. Para lograr que funcionara habíamos utilizado un carburador adaptado de Ford T y un distribuidor de Citroen 2 CV. Luego, no fue fácil, pero a través de Internet logramos conseguir el carburador original de este modelo, además de un magneto para dos bujías, similar al que usaba Ford.

Solamente un mecánico apasionado dispuesto a aceptar semejante desafío podía lograr ponerlo en marcha. Siempre les estaré agradecido al Sr. López y a su hijo por el trabajo realizado.

El motor ya estaba en orden de marcha, pero con el resto de auto pasaron unos años más hasta que pudimos hacerlo rodar. Teníamos las masas de rueda, pero las ruedas de madera debimos reconstruirlas con el rodado original. Como es un clásico americano, pudimos obtener mucha información.

Gracias al entusiasmo de Jorge y Luis Penedo, que notaron que era una pieza digna de ser reconstruida, se resolvieron otros problemas, como el de la transmisión, de la que solo teníamos una parte. Hubo que conseguir piñón y cadena nuevos y adaptarlos. En cuanto al chasis, se encargó Penedo junto con el carpintero que encaró la parte de madera.

Gregorio Pérez Companc (un empresario ejemplar según mi opinión) y su familia, que son apasionados admiradores de Ford y poseen la colección de autos de la marca más importante de la Argentina y probablemente del mundo, tienen muchos ejemplares únicos en nuestro país. Entre ellos uno de 1903 que perteneció a la colección de los hermanos Dodge y que fue meticulosamente restaurado respetando la originalidad. Como no me animaba a pedirle permiso para sacar plantillas de los guardabarros y tomar fotos de algunos detalles, lo hice a través de uno de sus mecánicos, Luisito Rodriguez Riveiro, a quien le comenté sobre mi proyecto y gracias a la gran generosidad de Goyo logramos acceso al auto.

En 2008 logramos terminar la restauración de nuestro auto y lo llevamos a Autoclásica donde ganó el primer premio en la categoría Ancestors. A la premiación lo condujo Luis Penedo, que lo conocía mejor, yo lo acompañé y allí sentado en el auto, disfrutando de su andar suelto y ligerito, sentí una gran emoción.

Con mi hija Gisela, mi copiloto habitual, participamos dos veces en la Recoleta-Tigre, sin ningún inconveniente. Cuando llegábamos a Tigre y mientras cruzábamos el último puentecito, pensaba: "Estamos llegando…" y no pude evitar un par de lágrimas de alegría.

Por: Luis Spadafora
Fotos: Miguel Tillous