Volveré siempre a San Juan

Volveré siempre a San Juan

Estar en todos lados como en casa

Volveré siempre a San Juan
Volveré siempre a San Juan

Este relato viene a cuento del extraordinario fenómeno de ser recibido como un amigo en muchas partes del país y del exterior, sin necesidad de contar con una historia previa. Y viceversa. La pasión compartida nos exime del pasado común y nos integra al instante, ofreciéndonos lo mejor que tenemos: nuestra amistad y nuestra casa.

El año anterior, 2012, fuimos con "La Doradita", nuestro Torino convertible, a participar de los 30 años del Club de San Juan. La mandamos por el mosquito porque no nos daban los tiempos entre Córdoba y Calle Angosta. Ellos la recibieron y ellos me la mandaron de vuelta.

La gente es macanuda y Gustavo Cerrati, en especial, ha dedicado su vida al Club y conoce a mucha gente de CAdeAA. En su momento le impacto el tema de haber ido mosquito/avión, entonces me bautizo "Tito Lecture" pues parece ser que Tito viajaba mucho en avión. Al despedirnos me dijo: "Cuando estés en la escalera del avión, llamame que prendo el fuego y te hago un asado. Me quedó la bolita del teléfono trabada y no me comuniqué. Pasó el tiempo.

Sábado 25-domingo 26 de mayo 2013 viajaba a Córdoba por temas laborales y recordé que se juntaban los martes a la noche y los tiempos me daban. Pregunté "¿Hay lugar para uno más en el asado del martes 28?". Se armo un revuelo en San Juan, no lo podían creer. Cerratti me llamó por teléfono mil veces, estaba más excitado que yo. Me recibió en su casa, compartimos un momento con la familia y luego de descansar un rato dejamos a las mujeres juntas y nos fuimos para el Club, que cuenta con un predio espectacular, canjeado por la antigua sede. Un predio de 400x70 m, una Sede de 150 m2 y cancha de futbol. Subalquilan la parte de atrás en canje con el mantenimiento del predio.

Éramos como 20, ellos cocinan, luego se cobra y al final de la cena se rinde cuentas, informándose cuanto se ganó y que se va a hacer con ello.

Siempre hay un grupo motor entre los Socios, que lleva adelante el Club. El resto, toda buena gente, vi que se iban ofreciendo para dar una mano en cuestiones administrativas o culinarias. Igual que nosotros, pistones, cigüeñales, aros, volaba de todo de un lado a otro. Solo de varones pues no han podido encontrarle la vuelta a la integración de las mujeres.

Realmente me sentí muy cómodo, llevé ejemplares de "La Luneta" y me comprometí a hacérselas llegar periódicamente. He comido uvas recién cosechadas en el Club, fresquitas, fresquitas (en San Juan crece la uva hasta en los dormitorios), he bebido buen vivo sanjuanino y compartimos un locro acorde a la fecha patria.

Seguramente nos veremos en Autoclásica pues Gustavo es asiduo concurrente.

Por: Gabriel Svampa