Cartas de Mac

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Querido sobrino

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Lucho Clucellas regenteaba la mesa que, los sábados en el Restaurant "El Paralelo", en San Fernando, integraban Ricardo Berasategui, Pichón Rocha, Enrique Sánchez Ortega, Jorge Malbrán, Horacio Casares, Michael Dellepiane y otros que a veces caían.

Lucho decidía quien podía, o no, sentarse con nosotros; qué tomábamos (generalmente un clericó de vino blanco barato, ensalada de frutas y hielo, una bomba de tiempo para los desprevenidos) y pagaba la parte de los que hacían aportes importantes a la conversación. Pero no aportaba el dinero para pagar su parte de la cuenta. Si, ¡Lucho regenteaba e integraba la mesa! A veces, también nos invitaba a comer en "Perigord" en Libertador frente a CASI, restó que escapaba a nuestros bolsillos totalmente. Tenía mucha plata y ganaba mucha plata.

En esa mesa aprendí mucho de lo que ahora se de autos viejos. Aprendí de Jorge Malbrán y Buby Schroeder que habían corrido, entre los dos: MG, Delahaye Le Mans, Jaguar 120 C y D, Cisitalia 202 y Ferraris de distintas épocas. También entre todos habían sido, alguna vez, propietarios de algunos de los más deseables clásicos del planeta: Maserati, Alfa, Delahaye, Lancia, Ferrari, Rolls Royce, Mercedes SSK, Simca Gordini etc. etc. Pichón aportaba sus inmensos conocimientos mecánicos de "Autos con Historia" habiendo armado el SSK ex-Zatuzcek, la Ferrari 5 l ex Enrique Sáenz Valiente, la Maserati 300 S de Jorge Macome, la Ferrari 212 MM de los Barra etc.

Nuestro Enrique "Sortega" todavía pobre, bohemio y Montonero en potencia, aportaba los chimentos del ambiente clásico, mientras armaba su Amílcar 6 cilindros GP ex Macoco Alzaga. Si, esta era, verdaderamente, una mesa sin desperdicio que nunca se ha repetido. Por un período de 4 o 5 años los almuerzos de los sábados fueron sagrados.

Lucho, no cabe duda había armado este verdadero club... extra-clubes.

Aquella mesa legendaria de los sábados y esos pintorescos personajes amigos, han quedado en mi memoria nomás. Hoy, hasta el restaurant ha desaparecido.

Tu tío Mac

Por: Roberto Macnie