Bucci Special

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¿Auto, escultura, monumento? Pablo, bisnieto de Domingo Bucci nos revela su intención, proyecto y filosofía.

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La relación del apellido Bucci con el automovilismo arranca hace casi un siglo, con el pionero Domingo Bucci, quien tuvo dos hijos: Roland y Clemar. Uno de los hijos de Roland fue Eduardo que a su vez es el padre de PABLO BUCCI, el que resulta, entonces, bisnieto de Domingo, nieto de Roland y sobrino nieto de Clemar.

Toda una dinastía Bucci.

Pablo

Clemar y Pablo
Clemar y Pablo

Su abuelos Roland y su tío abuelo Clemar trabajaron juntos corriendo y fabricando autos, propios y por encargo. Pablo se crió en el taller entre autos y herramientas. Durmió muchos años rodeado de más de 100 trofeos, abrazado a una moto de chapa, a escala, que desarmó (y desarma) un millón de veces. Cuando visitaba la fábrica de autopartes ("Bucci Hermanos"), realizaba sus siestas en una Maserati 3500, donde lo mandaban para descansar de sus travesuras. Sus memorias sensoriales están todas ligadas al taller y a aquellos autos, muchos, diferentes, veloces, prolijos. Cada vez que ve, huele, toca o escucha una máquina de carrera, la imagen de su abuelo y su tío abuelo aparecen inmediatamente, acompañándolo.

Clemar

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Ahora dejemos a Pablo un instante. Clemar Bucci tenía un sueño: construir un auto de avanzada. Poco a poco fue delineando sus formas, haciendo planos y preparando sus partes para ensamblarlo. Al morir su hijo Clemar Jr., la depresión en que cae hace que quede estancado su proyecto. Pablo lo anima: "Tenés que terminar ese auto en honor a él" Clemar tenía 88 años y su ancestral sangre piamontesa lo hace arrancar nuevamente poniéndose a trabajar juntos en el proyecto.

El proyecto

Clemar muere en Enero de 2011, el auto aun no tenía montada su carrocería. Un auto que es cosa seria, a saber: Motor Mercedes Benz AMG V12, de 7,3 litros y 600 HP y transmisión CIMA provista por Horacio Pagani. Carrocería de fibra de carbono. Un musculoso de diseño actual, muy moderno, que muestra la apertura y proyección mental de diseñador de Clemar Bucci. La mano de Pablo desarrolló los detalles elementales para dotarlo, a la vez, de una destacable elegancia. Agresivo y elegante sería la síntesis de este notable auto.

Filosofía

Pablo, no intenta comercializar esta unidad. La ve como un trabajo artesanal de altísimo nivel realizado para honrar la memoria de los Bucci y, en especial de su visionario creador, Clemar.

Para ello, creó la Scudería Bucci, integrando a esta a los artesanos que, según él, son los verdaderos responsables de la excelencia buscada. La gran mayoría de ellos, trabajaron en la firma familiar durante muchos años. Otros se incorporan al ver la pasión y la coherencia con que Pablo encaró la realización de este sueño.

"Soy solo el Director de la Scudería. Mi mérito es el de dirigir el equipo, guiando pero aprendiendo a la vez. Quise que todas las piezas del auto fueran fabricadas en Argentina. Hasta el parabrisas, cuya forma es realmente difícil de conseguir. Las ópticas traseras, triangulares y muy particulares también fueron diseñadas especialmente y localmente; en cada una, mirando de cerca se puede leer "Clemar Bucci" en homenaje a Clemar un una y a Clemar hijo en la otra. El instrumental, me decía Clemar, debía ser delicado como un reloj de pulsera, por lo que lo diseñé como un homenaje a su deseo, y al cronómetro, instrumento indispensable para transformar a un auto en un auto de competición. Tiene 82 piezas de relojería. Las llantas son de aluminio con tuerca central. Algunas cámaras ubicadas estratégicamente captarán y llevarán información al piloto de manera clara y segura. Cuando un auto roza los 300 kph no hay tiempo de mirar a otro lado que no sea la pista. La ubicación de las cámaras es un pequeño secreto que se revelará en la presentación. En síntesis, el auto, a excepción de su planta motriz y transmisión, es 100 % argentino y hasta la última pieza está diseñada y desarrollada aquí."

A esta altura de la conversación ya habíamos descubierto dos elementos capitales haciendo fácil la nota: la capacidad creativa del tío Abuelo y la decisión inquebrantable de Pablo de concretar el sueño de su antecesor, aunque calmada y racionalmente. Sus siguientes declaraciones dejarían en claro qué clase de hombre enfrentábamos.

"Mi filosofía es… despacito y por las piedras. Primero terminaré este auto-homenaje a Clemar y Domingo, luego veremos como sigue la historia. No quiero adelantarme. En otro orden, creo que somos nada más que instrumentos de Dios. En Zenón Pereyra, lugar de nacimiento de Clemar y Roland se realizó, a fines de Septiembre, un homenaje a ellos y a Domingo; allí les di la idea de realizar las 1000 Millas de Santa Fe, en la zona donde el automovilismo argentino nació, enlazando aquellos pueblitos rurales, los que se engalanarían y competirían entre sí por tener el mejor bar temático, conformando un circuito turístico que llevaría trabajo y renacer a la zona. No quiero nada para mí, es una idea gratuita, una semilla que ojalá germine. Por eso les regalé a Esperanza y a Zenón Pereyra los dos pergaminos originales que en el pasado le habían entregado a mi Bisabuelo, al ganar en 1927 y 1928 la carrera de Esperanza. Uno a cada uno para que se unan, que trabajen juntos, con los otros pueblos, dejando de lado localías"

Habían pasado dos horas y media de entrevista. Sentí que podíamos quedarnos tres horas más. Pablo está lleno de humildad, virtud difícil de encontrar hoy día. Se lo descubre generoso, altruista, luchador, apasionado, creativo y muy humano, despojado de ambiciones desmedidas. Un hombre que valora el tiempo que ha pasado su familia con él (un abuelo le explicaba donde acelerar en una curva, otro le hablaba de la vida mientras pescaban, su abuela le cocina aún cada mediodía) y busca la forma de recrear ese tiempo con sus hijos. Sé que el Bucci Special será un orgullo nacional. Intuyo que nos seguiremos viendo muchos años más.

Por: Orlando Bongiardino
Fotos: Escudería Bucci