Curiosa anécdota sobre el Cadillac de Al Capone.
Además, un "bondi" argentino en el museo Mercedes Benz

El Cadillac de Al Capone

En los años 20, en Chicago los autos oficiales y de la Policía eran Cadillacs pintados de verde oscuro, con guardabarros negros. Alfonsito, para pasar desapercibido, obviamente, tenía uno igual, con sirena, luces ocultas, una radio capaz de captar la frecuencia de la policía, blindaje de 3 cm de espesor y vidrios a prueba de balas.
Cuando la Marina Imperial Japonesa lanzó su un ataque sorpresa, en diciembre de 1941, contra la Flota del Pacífico en Pearl Harbor, el Presidente Franklin D. Roosevelt debió dirigirse al Congreso para solicitar que se decretara el Estado de Guerra. Pero, ante el peligro de un atentado, no dispone de un transporte adecuado para su traslado. Para peor, una Ley Federal prohibía gastar más de u$s 750.- para la compra del coche presidencial. No alcanzaba. El Servicio Secreto propuso, entonces usar el Cadillac Town Sedan 341A de 1928 secuestrado en 1931 a Capone.
Roosevelt bromeó: "Espero que al señor Capone no le importe".
El presidente siguió utilizando el Cadillac hasta que la Ford Motor Company pudo preparar el Lincoln V12 de 1939. Como el costo seguía excediendo de la limitación de los u$s. 750 pactaron un alquiler de u$s. 500.- al año. Pobre Delano…
Un ejemplar común de este Modelo está valuado en unos u$s. 41.000, pero RM Auctions le bajó el martillo al auto de Alfonsito en u$s. 341.000.- El morbo sigue pagando precios extra.
Photos: Theo Civitello para RM Auctions


Un "bondi" argentino en el museo Mercedes Benz

Hace unos años, desde Mercedes Benz Argentina, se envió un "bus argentino", con el cartel de "Medio millón de km recorridos sin abrir el motor".
Pero, además, hicieron la maqueta de ese colectivo en escala 1/43, perfectamente reproducido por la empresa PREMIUM CLASSIXXs, hasta con los pasajeros adentro y ¡¡la mancha de gas oil chorreando de la carga del tanque!!
La pieza solo puede ser conseguida en la Boutique de souvenires del Museo. Naturalmente, nuestro amigo y coleccionista Eduardo Ramirez Calongue tiene una.