Entramos con cuidado, expectantes. Estábamos en un piso 13. Eduardo nos abrió la puerta del "Maquet Kingdom" y comenzó a contarnos su historia personal, mientras nos mostraba autos y autos y autos, uno más lindo e interesante que otro. Por ejemplo, una colección de todas las carrocerías de un Ford 36, desarrolladas por él, a partir de un modelo común. Eran más de 20 carrocerías distintas.

"Estos Ford 36 son "Código 3", es decir una modificación personal de una maqueta de serie, sin participación ni autorización del fabricante. Código 2 es un modelo fuera de catálogo, pero realizado por el fabricante a pedido, por ejemplo, de una promoción comercial. Finalmente se reserva el "Código 1" al modelo standard de catálogo, según una convención ya aceptada internacionalmente" nos instruye Eduardo Ramírez Calonge.

Estábamos satisfechos y dispuestos a pegar la vuelta cuando el pícaro Eduardo abrió la verdadera puerta. ¡Habíamos estado en la cocina y dependencias de servicio! Ahora entrábamos al verdadero y deslumbrante reino de la maqueta. Trece mil quinientas de ellas nos esperaban acomodadas, puntillosamente, en 36 vitrinas construidas al efecto. Esos exhibidores, bien iluminados, se distribuyen en más de 100 m2 y no solo se apoyan en las paredes, sino que se yerguen en el medio de cada ambiente, formando pasillos pulcros y cómodos.

Iniciamos un recorrido en el que este cálido y preciso amigo, generosamente, fue desgranado historia tras historia acerca de cada grupo expuesto. Grupos infinitos: La historia completa del automóvil, Monoplazas desde el inicio hasta la F 1, Historias del Porsche, de VW, de la Mille Miglia, la Panamericana de México, nuestro TC desde la Buenos Aires-Caracas hasta los prototipos, Torinos de Nürburgring, Dakar, Midget, autos lunares y los autos que rompieron records mundiales, por dar solo algunos ejemplos.

Otros grupos mostraban camiones, colectivos, tractores, vehículos militares (sin tanques), coches fúnebres, ambulancias, camiones de bomberos y podríamos seguir y seguir…

Mientras nuestras mandíbulas colgaban, intentábamos ver la mayor cantidad posible, pues sabíamos que apenas teníamos… ¡dos horas…! Como chicos en el supermercado de la golosina, intentábamos atiborrarnos de tanta belleza en miniatura: los Volkswagen, los Saab y Volvos, Citroën, los taxis de Buenos Aires, los coches argentinos Kaiser Carabela, Bergantín, Di Tella, Estanciera, los simpáticos Rastrojeros.

Eduardo es Médico Traumatólogo, Cirujano y una verdadera enciclopedia andante. De cada modelo nos relataba interesantes aspectos de su historia. "Esta maqueta es casi perfecta, pero la manija del baúl está puesta arriba cuando debe ir abajo" o "He mandado a hacer una pieza que será única ya que, de la 300 SL, nadie fabricó el prototipo 1953 intermedio, entre los de competición del 52 y el Gullwing de serie de 1954" o "Estoy haciendo todos los Justicialistas, TODOS" y nos muestra y explica, cada modelo de aquellos que conformaron una parte importantísima de nuestra historia automovilística, desde las camionetitas hasta el auto dorado de Perón. Cada uno tiene la documentación respaldatoria y llevó meses y meses de investigación arqueológica.

Su pasión la inició su padre, experto al volante y muy conocedor. Desde pequeño, al igual que su hermano Emilio, hoy restaurador de exquisito buen gusto y ojo, se sintió atraído por los autos. Arrancó experimentando con alguna maqueta en cartulina, sin éxito. Continuó intentando hasta que descubrió los Matchbox. ¿Los recuerdan? Con las chirolas acumuladas después de lavar autos, lustrar zapatos, vender revistas Mejicanas y otros trabajitos domésticos, se fue a la Galería donde vendían los Matchbox. El destino quiso que se topara, antes, con otro negocio deslumbrándose con las maquetas en escala 1/43. El chanchito dio para un Hispano Suiza 34. Ni el novel propietario ni el Hispano intuyeron que, 51 años y 17.500 unidades más tarde la pasión seguiría intacta, desarrollándose y creciendo. Esa pieza, junto con otra que le regaló su papá por la misma época, son sus dos maquetas más queridas, robándose su corazón para siempre.

Cuadros de Alfredo de la María, autógrafos de muchos (Fangio para una inmaculada Flecha de Plata y Froilán para la Ferrari con que ganó en Le Mans p. e.) y bibliotecas en puntilloso orden con cientos de libros y revistas nacionales y extranjeras encuadernadas fueron aumentando nuestra admiración y respeto.

Mientras descubríamos nuevos grupos de maquetas, nos abría las puertas de los placares para enseñarnos miles de cajas de kits para armar. O cajas de autitos en sus cajas originales. O piezas de extraordinaria manufactura. O piezas únicas. O difíciles. O un enorme y reluciente GM Futurliner. O …

Con serena reflexión abordó un tema que por delicadeza no habíamos querido tocar. "Soy consciente de mi finitud. Sé que todo esto me sobrevivirá. Aún no tengo claro que decidiré al respecto…" En este aspecto, hacemos votos por que semejante colección no se disperse, buscando alguna forma de hacerlo accesible e inspirador para el público general.

En algún momento me intrigó el valor de la colección. Pero inmediatamente me di cuenta que pensar en términos monetarios era improcedente, como ensuciar la pasión que anima semejante empresa. Reprimí, un tanto avergonzado, mi pensamiento.

Que no nos confunda su parecido con Daniel el Terrible. Eduardo es una máquina de investigar, proponer, crear, hacer, entusiasmar, difundir, enseñar… Todo con rigor científico y pasión de pibe.

Además de todo lo expuesto, Eduardo colecciona autos de verdad, grandes clásicos. Por ejemplo un Cord 812 con compresor 1937 que le llevó 29 años restaurar, un Bentley, un Hispano Suiza (3 Best of Show de Autoclásica), Talbot, Delage, Delahaye, Cadillac 41 y 27, Riley, Citroën, Topolino etc. Es fundador y Presidente de ACAMRA, Asociación Coleccionistas Automodelos de la R. A., escribe, da charlas y, sobre todo, se reúne con gente con la que comparte descubrimientos y pasiones (Grupo Kirbus, La Olla Tuerca con Miguel Devoto) Pertenece al CAC desde 1971, frecuenta agrupaciones como el V8, FIAT, Torcuato Racing, CAS y, prometió, próximamente CAdeAA. Es profesor universitario desde hace 46 años. De vez en cuando duerme.

Eduardo está loco. Gracias a Dios. Porque es de esos locos que hacen lo que los cuerdos no nos atrevemos a hacer. Un millar de locos así podrían cambiar una Nación.