Sub Comisión de motos

Salidas

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Primera salida.

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La Subcomisión de Motos de CAdeAA organizó, el sábado 27 de octubre, su primera salida a la ruta, integrada por motos y autos, todas unidades clásicas. El destino fue Carlos Keen.

Después de reunirnos en un punto del Acceso Oeste , salimos en cómoda caravana, disfrutando del muy buen tiempo que nos acompañó durante todo ese día.

Las motos participantes fueron: Triumph Tiger 650 1967, Puma 2da. Serie 1956, Puma 2da. Serie 1958, Honda 750 Four 1979, Kawasaki 440 1980, y DKW RT 125 1960. Nos acompañaron los siguientes autos. Citroën 11L Cabriolet 1938, Ford V8 Tudor 1933, Ford A Phaeton 1929, Citroën CX Athena 1981 y Ford A Baquet 1928.

Al llegar a Carlos Keen, en el restaurant "Lo de Tito", atendido por su dueño, fuimos ubicados en una larga mesa bajo la sombra de los árboles, aprovechando el perfecto clima de ese día y agasajados con una excelente comida de campo. Debo citar algunos hechos divertidos que ocurrieron durante el transcurso del día. Como siempre, nuestro amigo y Socio, Julio Armada, quien concurrió con su legendario Citroën 11 L Cabriolet, con la excusa de que la velocidad promedio de esta caravana, alrededor de 70 kph, era poca para su vehículo, se adelantó a todos y, como nos tiene acostumbrados, pasó de largo la bajada al pueblo, llegando hasta el peaje próximo, 20 kilómetros más adelante. Recién allí se dio cuenta de su error. El empleado del peaje, amablemente, lo dejó retomar la ruta, sin cobrarle el correspondiente peaje. En contraposición, se ubicó una pequeña observación de otro Socio, el señor Ricardo Chiodi, quien concurrió con su Ford A Phaeton, mencionando que la velocidad a la que íbamos era mucha. Lo que todos ignoraban es que la velocidad de crucero era impuesta por mi humilde DKW RT 125, cuya velocidad final está en el orden de los 85 kph.

Otro hecho destacable fue que, al término de la abundante comida servida y ávidamente despachada, el antecitado Julio Armada más el Socio Carlos Pizarro, abandonaron la sobremesa y, cada uno por su lado, se entregaron a una siesta bajo los árboles. Las opiniones acerca del origen de la modorra están divididas, sospechando algunos de la ingesta desmesurada y otros de una probable sobredosis etílica, producto de un bebercio desmesurado, a espaldas de la concurrencia en general… O ambos, a estar de los ronquidos escuchados hasta en la vecina Villa de Lujan.

Promediando la tarde, luego de contarnos innumerables anécdotas de vida, iniciamos un prudente regreso, sin contratiempos, con la promesa de repetir esta divertida salida.

Por: Claudio Fernández